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Adán Moctezuma Vega |
Adán Moctezuma Vega
La dinámica de crecimiento que ha experimentado la economía de Tamaulipas en los últimos años ha estado ligada por un lado, al deterioro que muestran las actividades en el sector industrial en especial las vinculadas a la extracción de petróleo y que le afectan de manera negativa y por otro, al auge en el sector agropecuario, el cual ha permitido los números positivos que resultan del balance final.
La buena noticia es que 2016 será un año clave, el desarrollo económico del Estado.
Veamos.
Lo que sucede en la entidad es el reflejo de lo que ocurre a nivel nacional. No es casualidad que los ingresos petroleros del país, hayan sido superados por las agroexportaciones.
Ni hablar de las remesas, el dinero que envían los paisanos desde Estados Unidos a México; las que llegan a Tamaulipas han superado a la Inversión Extranjera Directa en los últimos años.
La evidencia empírica sugiere que la especialización de los países y en las regiones en industrias primarias o en manufacturas representan un factor notablemente influyente en su desempeño económico. Es esta fortaleza estructural lo que le ha permitido crecer.
En efecto, las cifras macroeconómicas para Tamaulipas son muy favorables.
La Tasa de Desocupación en diciembre fue 4.7%, la menor en muchos años; el empleo formal, el registrado en el IMSS, superó por mucho la barrera psicológica de los 600 mil; la Inversión Extranjera superará en 2015 los 723 millones de dólares que son considerados la cifra histórica para un año en la entidad y la cifra de visitantes a los destinos turísticos superó los 5 millones.
Entonces, ¿cual es la razón por la que el crecimiento económico en el tercer trimestre del año fue de apenas 0.5%, respecto al mismo trimestre del año pasado?
La respuesta está en el estancamiento de la actividad petrolera que se viene arrastrando desde 2009 cuando un desplome en las inversiones en exploración y producción en al menos 19 municipios de la entidad por parte de Pemex, provocó una caída en la potencia energética regional al registrar una contracción del 46.02 por ciento en la producción petróleo crudo. Tampoco es casualidad que en el lapso, entidades como Campeche y Tabasco registren sendas caídas en su economía, lo que no sucede en Tamaulipas.
Si bien en los últimos 5 años la tendencia se ha revertido, aún no se alcanzan los niveles de producción de hace 7 años y que constituyeron un auge en las regiones petroleras.
La Agenda Energética estatal es lo suficientemente contundente para explicarlo: las actividades económicas relacionadas con el sector energético contribuyen con el 12.3% del Producto Interno Bruto nacional. Éstas incluyen desde la extracción de hidrocarburos, su refinación, la generación, transmisión y distribución de energía eléctrica, hasta la fabricación de productos derivados en la industria petroquímica. En Tamaulipas, estas actividades aportan el 20.5% del Producto Interno Bruto estatal.
¿Que es lo que está impulsando el dinamismo de la economía estatal?. La clave está en el campo de la entidad.
Desde hace 5 años, Tamaulipas ocupa el primer lugar nacional en sorgo con 3.5 millones de toneladas en 2014, el 40% de la producción nacional; en el cultivo de Soya, se tiene el primer lugar nacional con 185 mil toneladas en 2014, el 54% de la producción del país y así en varios de los cultivos.
Es eso lo que está detrás del crecimiento, leve, pero crecimiento al fin, de la expansión económica tamaulipeca.
Hay que estar preparados, la volatilidad del tipo de cambio podría complicar las decisiones de inversión en el mediano plazo.
Por ello es importante que la inversión de Pemex se acelere, que los proyectos privados se concreten, que la competitividad del campo se mantenga y que el gasto público se realice en tiempo y forma. Sólo así, la economía de Tamaulipas crecerá de manera acelerada, sostenida y menos vulnerable.
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